viernes, 24 de abril de 2009

- CALOR DE MADERA -


A mi guitarra

Sutil compañera, entregada y obediente
respondes a mi furia de amante fiel, eterno.
Con voz de mujer resuena sensual tu respuesta
a mis dedos acariciantes
que buscan la profundidad de tu sonido.

Te abrazo a mi pecho,
como ayer,
buscando consuelo,
como hoy,
entonando las viejas canciones de amor y de guerra,
de ausencia y sueño,
amarrados a un mismo barco,
navegadores del tiempo y la distancia.

Te abrazo a mi pecho
y suspiras en mis manos
que lloran en tus cuerdas
y te cuentan bajito
que tuve un mal día
o que mentí una sonrisa,
o que busqué los ojos esquivos de la luna.

Te abrazo a mi pecho
y lloras o cantas o ríes
intuyendo o escuchando
el mensaje de mi corazón,
que apegado a tu corazón
busca tu calor de madera,
amarrando nuestros destinos,
pregrinos del mismo camino,
no importa cual,
mientras me quede voz.

- DEDALES DE ORO -




Cuento

Todos los días tenía que cruzar la vía del ferrocarril, pero desde algún tiempo lo hacía con la Angélica. Corríamos para no llegar atrasados al colegio y se le desordenaba la chasquilla y siempre me ganaba.Después de clases, regresaba solo. Pero esa vez fue distinto. Me topé con ella justo a la salida y en vez de tomar el camino de siempre, nos fuimos por la orilla de la vía férrea. Estaba llena de dedales de oro y el día estaba hermoso y jugábamos a equilibrarnos en el riel y nos reíamos de cualquier cosa. Quise cortar un dedal y ella me lo impidió, que eran muy bonitos para arrancarlos y yo seguía jugando al samurai con la regla y ella me dijo que si le hacía caso, me hacía un regalo.-Cierra los ojos. Los cierro, y siento sus labios rozando los míos. Abrí los ojos y se puso roja de verguenza.Nos fuimos en silencio hacia nuestras casas. Nos despedimos. Entré a la mía y me senté en el sillón.En ese momento, comprendí que ya era un hombre.

jueves, 23 de abril de 2009

- REBELIÓN -



Es cierto que el trabajo abruma,
que la contingencia apaga los fuegos
y derrota las intenciones,
obligando al día a día en la lucha por el pan
hasta los extremos de la mañana y la noche.
Es cierto que hay demasiado por hacer,
demasiado por cumplir;
es verdad que el día se va,
como el aire, como el vino
y que lo que hagamos será menos
y faltará más.

Sería fácil simplemente dejarse llevar,
ir en la boca del ciempiés
cabalgando en una hoja seca
sin importar el destino,
pensando sólo en el hoy,
calzando en cualquier molde,
como gelatina,
acomodados y calientes
como el gato en la chimenea,
hasta que se apague el fuego.

Pero me resisto a envejecer de alma.
Quiero seguir soñando, proyectando,
sumando, abriendo caminos,
enseñando, aprendiendo,
quiero seguir amando,
amando, amando, amando.

- MI SUEÑO DE BIBLIOTECARIO -



Siempre soñé con ser bibliotecario.
Vivir sumergido en libros,
impregnado de tinta,
escarbando rincones,
merodeando por ahí
a la caza del libro-libre,
del libro-árbol
de la libertad de las letras.

Quizás esa fue la primera luz
que vi en tus manos.
Quizás me acerqué
a sentir tu estela de poemas,
de discursos y aventuras.
O quizás fue la vida
de mundos lejanos,
escrita en el viento,
que venía enredada en tu pelo.

No sé.
Pero sí sé que en tu aliento
sentí que me traías el universo
y en tu frente venía impresa
la palabra mágica,
la palabra que abre círculos,
la palabra que cierra círculos.

Por eso, a pesar de no verte,
siento el rescoldo calentito
de tu fogata.
Y me arrimo a ella,
aterido y encogido,
buscando el abrigo
de mi sueño de bibliotecario
entre tus brasas...

- MI NIÑA -




Mi chinita me habla
con su gorgeo de plumas
se trepa por el lecho
gateando por la colcha
hasta llegar a mi pecho.

Se queda oyendo quieta
con su cabeza recostada
mi corazón que cabalga
en la ilusión del futuro
cuando vestirá de falda.

Mi chinita me mira
con sus ojitos de luna
y me conduce hasta el cielo
lejos del duro camino
y mis noches de desvelo.

Mi chinita crecerá
y un día su sendero
se alejará del mío
dejándome en el alma
un dulde llanto frío.

Pero llevará consigo
atada a su cintura
la dulce canción
que un día en mi pecho
le cantó mi corazón.

- PENSAR QUE EN MIL AÑOS -



Pensar que en mil años,
si existen aún mis huesos
en alguna tumba olvidada
más allá de los tiempos,
mi memoria habrá quedado
enredada en los viejos desvanes,
sumergida bajo las capas
de polvo dormido
hasta no ser más que un testimonio
universal de otro tiempo.

Seré objeto de estudio
de impertinentes arqueólogos
que examinarán mis dientes
y tratarán de adivinar
mi edad y mi clase social
buscando indicios y marcas
leyendo el estrato y el entorno
preguntándose si fue muerte natural
o inventando algún rito
en que se fue mi aliento
entregado a los dioses.

La momia milenaria
del cerro El Plomo
dejó de ser un niño,
dejó de ser el hijo
que desgarró el cielo
en el llanto del nacimiento,
dejó de ser la luz
en los ojos de su madre
que lo vio crecer jugando
y que sintió el frío en la piel
y el alma rota
cuando en sus brazos
escapaba el último aliento.

Y hoy sólo es un objeto
y sus huesos son examinados
con curiosidad por los turistas
y su mayor mérito
es haberse conservado
para el estudio de sesudos
especialistas,
mientras un chico comiendo
palomitas
pregunta qué es
y su madre responde
es sólo una momia indígena
que tien muchos años...