viernes, 24 de abril de 2009

- CALOR DE MADERA -


A mi guitarra

Sutil compañera, entregada y obediente
respondes a mi furia de amante fiel, eterno.
Con voz de mujer resuena sensual tu respuesta
a mis dedos acariciantes
que buscan la profundidad de tu sonido.

Te abrazo a mi pecho,
como ayer,
buscando consuelo,
como hoy,
entonando las viejas canciones de amor y de guerra,
de ausencia y sueño,
amarrados a un mismo barco,
navegadores del tiempo y la distancia.

Te abrazo a mi pecho
y suspiras en mis manos
que lloran en tus cuerdas
y te cuentan bajito
que tuve un mal día
o que mentí una sonrisa,
o que busqué los ojos esquivos de la luna.

Te abrazo a mi pecho
y lloras o cantas o ríes
intuyendo o escuchando
el mensaje de mi corazón,
que apegado a tu corazón
busca tu calor de madera,
amarrando nuestros destinos,
pregrinos del mismo camino,
no importa cual,
mientras me quede voz.

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